lunes, 14 de marzo de 2011

Cuatro Panes

Cuatro Panes

Hace varios años, una persona muy especial para mí, que espero que lea esto, me contó una historia preciosa. Que encerraba varios consejos y valores dentro de ella.

Todo comienza, en un pequeño pueblo con una joven pareja que acaba de contraer matrimonio, era ya una pequeña familia, ilusionada por todo lo que acarreaba una nueva vida, aunque había una duda que les corroía por dentro a los dos, al ser tan jóvenes e inexpertos, y no sabían cómo ganarse la vida después de varios días , el chico decidió ir a buscar trabajo por los pueblos cercanos de lo que fuera, viajó y viajó llegando cada día más lejos pero no había lugar para él, no sabía qué hacer, era obvio que él y su mujer morirán de hambre si ella no lo había hecho ya. Pero un día, en que ya no podía más, exhausto calló en el camino a las puertas de un gran caserío, allí quedo inconsciente por la falta de nutrición. Al despertase; un señor mayor con una apacible sonrisa y con una voz algo ronca le preguntó cómo había llegado hasta ahí, qué de dónde venía, él le contó todo lo sucedido, sus viajes su casamiento y sus circunstancias, entonces aquella sonrisa que caracterizaba el semblante del señor se borró, le ofreció un trabajo, aunque iba a ser duro, debería quedarse ahí hasta jubilarse, entonces, el le daría todo el dinero que habría ganado y podría volver a casa, le dio tres días para decidirlo. Escribió una carta a su mujer contado lo ocurrido y decidió aceptar. Nunca llegó correspondencia de aquella carta. Después de aceptar, el señor decidió ir de viaje, durante varios días y le dejó la casa a su cuidado, pasaron los días y las semanas, el tiempo fue más de lo estimado pero de golpe y porrazo el señor volvió con su caraterisca sonrisa, él joven le preguntó cómo esta estaba y donde estuvo tanto tiempo, pero aquel señor jamás dijo donde fue y donde iba cada mes, porque desde aquel día todos los meses aquel señor emprendía un misterios viaje aunque nunca tan tardío como el primero. Pasaron los días, las semanas, los meses y los años, pocos años le quedaban de vida al señor y el joven ya no era tan joven, así que el señor le propuso que se fuera con su mujer, aunque no le daría el dinero, sino que le daría 4 panes y tres consejos para que llegase vivo a casa pues en estos largos años los caminos se volvieron peligrosos, así que con mucho dolor y muy disgustado el tuvo que decir que sí a la propuesta de los panes, no sin antes tener que aceptar la última petición del señor, que sería que no comiese los panes hasta llegar a su casa.

Así al día siguiente, con provisiones y sus 4 panes cargados al hombro, en las escalera de la gran casa, le dio los 3 consejos, el primero sería que nunca, se desviase del camino que le le dijera aunque sonara tentador o le perjurasen que sería más corto por otro lado, el segundo que nunca saliera de su cuarto en la noche ante lo desconocido, aunque le diera pánico o se muriese de la curiosidad y por el último le tercero fue que por favor nunca hiciera algo precipitado por culpa de la rabia, ya sea originada por miedo, celos o cualquier otro sentimiento .

Comenzó su marcha el pobre hombre con cuatro panes como única recompensa a años de trabajos, pero por lo menos vivo. Por el camino, se encontró con otro peregrino y decidieron caminar juntos, por el sendero que el señor le indico, ya que era nuevo y directo hacía su pueblo, pero el peregrino le dijo que había una tajo mejor y más rápido y menos pedregoso y le invitó a caminarlo con él, pero él se negó obedeciendo el deseo de su amo, así que se separaron.  Siguió caminado él sólo, durante horas y encontró un hostal de camino donde poder pasar la fría noche que se cernía sobre su cabeza, y decidió quedarse, hablando con demás caminantes, se entero de de una noticia, una noticia que se alegró de haberla corroborado ahí, se decía por el lugar que una banda de ladrones había extendido el rumor de que existía un falso atajo lógicamente, y asaltaban a su transeúntes y los asesinaban posteriormente. Aliviado por no haber seguido el consejo de su amigo que seguramente ya estaría muerto, decidió  dormir y alojarse en un cuarto, pero se dio cuenta de que ninguno  de los caminantes de la cantina se alojaba en aquel hostal, igualmente, estaba cansado y ahí decidió dormir. Durante la noche, comenzó a escuchar gritos y berridos, se preparó para salir a ver qué ocurría pero, la voz de su amo, se presentó en forma de recuerdo, -No salgas de tu cuarto, se dijo a sí mismo y pasó la noche con la llave echada. Al día siguiente, bajó y habló con el dueño y le preguntó qué pasaba esa noche, y le explicó que tenía un hijo que estaba loco y montaba esos escándalos por el hostal y que mataba al que veía, se volvió a alegrar del consejo de su viejo amo y se marchó.

Siguió caminando, durante días, hasta llegar a su pueblo, que tenía que atravesar para ver a su esposa. Todo había cambiado, los niños ya no eran niños, ya no había esos ancianos con los que se había criado de pequeño. Al llegar a su casa, justo delante de su puerta, en el jardín, estaba su esposa, pero, estaba acompañado por otro hombre por otro hombre más joven,los dos tumbados , la cabeza de él sobre las piernas de ella, una estampa que le rompía en dos el corazón.  No podía créeselo, ¿tanto años trabajando para esto? Para cuatro panes y un disgusto. Se decidió a matarlos a los dos, estaba de camino sin que ellos le reconocieran, ni se percataron de las ansias de sangre del hombre, pero de nuevo  su menoría entró en juego, -No hagas cosa precipitadas por culpa de la ira, escuchó en su cabeza, así que decidió irse y retirarse un tiempo.

Pasadas las horas, se presentó en su casa, la llave seguía entrando como cuando se fue, y se encontró a su mujer en la cocina, junto aquel apuesto joven. Al fin lo reconoció a aquel bello joven. Su esposa, comenzó a llorar, le miró y dijo – Cariño, te presento a tu hijo, es igual que tu. En ese instante, el hombre comenzó a llorar y dios las gracias a dios por los tres consejos que le dio el señor. Comenzaron a hablar sobre los años sobre que había pasado, y la esposa le pidió que le dijera al anciano que se mejorase, a lo que él, pregunto que como es que lo conocía, y ella le conto que cada mes le venía a dar el sueldo que con sudor el hombre ganaba es su caserío, que siempre le daba noticias suyas y que aporto de parte del marido educación y vestimentas para que no le faltase de nada, el señor volvió a romper en lágrimas, agradeciendo otra vez el conocer aquel buen hombre, y arrepentido de haber pensado tan mal de ese señor con el corazón tan grande. La esposa le pidió que comiesen que, comenzasen por los panes, no podía créeselo, dentro de cada pan, había una cuarta parte de lo que había ganado a los largos de los años, lo que hacía un total, pero aún más importante, la casa en herencia más todos sus bienes y negocios a aquel hombre que había cuidado del aciano y le había dado los mejores años de su juventud, la gratitud del hombre, fue enorme y jamás pudo saber cómo pagarle eso al señor, pero sobre todo, agradeció los tres consejos que le llevaron sano a la gran sorpresa que le esperaba en su hogar 

Eric T. Kalunga López 

lunes, 7 de marzo de 2011

En Las Vías Del Tren

En Las Vías Del Tren

Quiero que conozcáis una historia, una historia real, una historia de una pareja de avanzada edad, que a mí por lo menos me emociona.
Todo comienza en día de verano, sobre el medio día, una pareja de señores mayores caminas por las vías del tren, él a su lado y ella sobre las propias vías. Esta pareja, como siempre y cada día estaba discutiendo. La pobre señora al haberse casado joven y en sus tiempos no tuvo más opción que aguantar al su mal marido, ella se quejaba de que era un payaso, un ignórate, un machista, vamos una auténtica perla, él siempre le insultaba y había hecho de su vida lo que ella pesaba una auténtica desgracia. Como todo los días después de haberse jubilado, se fueron caminar por las vías siempre miraba el tren pasar. Al ir discutiendo la señora no miraba por donde pisaba y de repente, metió el píe entre una tabla de la vía el suelo y un raíl, el marido siguió caminado sin darse cuenta, al percharse de ello se giró y dijo:-¿pero eres imbécil? Sigue caminando y deja las tonterías para luego.

Ella en su inocencia pensó sacarlas de primera, pero, no podía ser el píe, no salía se quedó ahí atracando, lo intentaba y lo volvía a intentar pero si podía, no salía, su marido atónito, miraba sin saber que ocurría. – Payaso, deja de mirar y ayúdame, que estás atontado. Le chillaba la señora a su marido, el señor fue directamente a ayudarla mientras le recordaba lo inútil que era y todas las veces que la había dicho que no caminara por encima de las vías. En ese maldito momento un gran estruendo se escuchaba acercarse, sus corazones se aceleraron y se temieron lo peor, la mirar hacia su lado, el miedo fue confirmado. El tren como siempre se acercaba a toda máquina, miraron alrededor desesperados  en busca de ayuda pero solo vieron una red de vías y raíles a su alrededor, el tren cada vez estaba más y más cerca y como siempre seguían discutiendo echándose en cara las cosas del pasado mientras, el la ayudaba y ella seguía luchando con las vías por liberar ese maldito píe, ya no quedaba casi tiempo, y ella de repente dejó de intentarlo y le dijo:-Mira, pensándolo bien, mejor déjame, nunca me has querido de verdad, además soy tonta ¿no? Mejor no estar en este mundo, corre sálvate tu por favor.

De esta manera, le empujo queriendo que se callera de culo al suelo y apartarle de la trayectoria del camino, pero él más rápido todavía, le agarró el brazo, le abrazó y le susurró –Si te vas, nos vamos juntos. Has estado conmigo siempre, ¿qué voy hace yo sin ti ahora? Lo siento, sólo, te quiero y la abrazó más fuerte si podía, cerró los ojos a esperar la muerte  junto a su mujer.

 Los señores, abrazados se quedaron ahí, pensado en el sonido del tren que cada segundo estaba más cerca y más cerca, ya lo tenían encima y justo cuando iban a impactar, l ruido ensordecedor se hizo inmenso, y de repente se alejaba, era un milagro, estaban de una pieza no se lo podía creer. El miedo y el estrés no les dejó, pensar ni ver que unos metros más atrás, había un cambio direccional de raíl.

Días más tardes, les llegó una carta en la cual el logotipo de RENFE estaba impreso, que comunicaba que tenían una multa que ascendía a los 470 euros por comportamiento temerario, del cual, el maquinista y las cámaras eran testigos. En aquel instante, el marido se giró, corrió por el pasillo y le gritó a su esposa –Ves lo que has provocado con tus idioteces, definitivamente me eh casado con una payasa. A lo que la mujer se giró, sonrió y le contesto: -Sólo, yo también te quiero.

Esta historia, la contaba la propia mujer, después de la muerte de su marido. Pensaba que en verdad nunca fue tan malo como aparentó al fin, cierto es que, le increpaba y le decía bordarías que nunca había sido un caballero, pero jamás, le faltó nada y siempre tuvo lo que ella necesitaba y pedía a lo mejor no como regalo, pero si como sorpresa encima de su colchón, en verdad nunca llegó a estar triste del todo porque él intentaba que los problemas no le afectasen del todo y le hacía reír, fue un gran padre pero sobre todo siempre había estado junto a ella, con quejas, pero jamás la cambió ni la intento cambiar. Se dio cuenta, de que en verdad tuvo un marido ejemplar una persona que de verdad la quería y que no importaba su carácter, porque de cualquier manera habría dado su vida por ella. Nunca se arrepintió de las malas palabras que ella dijo de su marido, porque él en su lecho de muerte, le pidió que no lo hiciera que se las merecía y que fuera feliz ya que él no pudo hacerla de todo. Hasta el fin de sus días, él la quiso

Eric T. Kalunga López 

miércoles, 2 de marzo de 2011

¿Destino?


¿Destino?

¿Qué es el destino? ¿está escrito o lo decidimos nosotros?  Para Jorge Manrique, este es el mismo para todos, según su obra más conocida, para muchas de las numerosas religiones del mundo este está en manos de dios, para los griegos y romanos nuestro destino es un simple juego de dioses y nosotros meras fichas, con nombres y apellidos, pero fichas al fin y al cabo. Bueno, creo que jamás sabré la respuesta exacta de esto y si alguien es que lo escribe, lo decide por nosotros y nos haces vivir cosas tan bonitas como horribles no creo que encuentre un porque lo hace. Sinceramente no creo que el destino se escriba o ya esté decidido, pero, sí opina que a veces en bastantes ocasiones estamos condicionados.

Debemos agradecer como somos y quienes somos por haber nacido donde en el lugar en el que estamos, tenemos facilidades y poder adquisitivo que no todos tienen en este planeta, eso es cosa del destino o del azar, en realidad ¿Qué diferencia hay entre una y otra? Eso podría ser una prueba de que nuestros destinos están atados desde un principio gasta a un fin y así entretejiendo la red de nuestras vidas unas con otras, pero no, me niego a pensar que hay un ente un ser que se dedique a decidir por nosotros a algunos hacerles gloriosamente grandes y a otros convertirlos en simple escoria, que nos haga sentir como dioses, como ángeles y que de golpe y porrazo nuestra felicidad sea hecha desaparecer como por arte de magia, como si una nube fuese. Hemos pensado y dicho con voz afirmante que el destino de nuestros días están escritos para culparlo de nuestro fracaso en muchas ocasiones en otra para justificar el espíritu de alguien, pero nada más lejos de la realidad amigas y amigos lectores.

Si hubiese un Dios un padre todo poderoso y creador de la creación no, no sería tan letal, como mucho sería un gran pasota de nosotros, pero no se molestaría en golpearnos y machacarnos como pasa en la realidad, ¿por qué lo haría? El destino, después de nacer, es enteramente nuestro de nadie más somos los escritores de nuestros días, los actores protagonistas de nuestro film y a la vez directores, aunque tengamos una vocación y estemos llamados a ser algo, sólo nosotros decidimos de serlo, que no decidan por nosotros pues nuestro destino, es nuestro escrito o no, y aunque estuviese completamente escrito, contadas hasta la última palabra que salga de nuestra boca y plasmado hasta el más mínimo gesto que hagamos, es para nosotros y por lo menos debemos decidir el guión con el que dirigir nuestra vida, aunque siempre pensaré que soy y somos libres de elegir nuestro destino y lucharé por que el mío sea mejor planteado que la última vez que me lo plantee, pero no sólo eso, también hacer que el vuestro, es de mis amigos mejore junto con él, porque, señoras y señores no os engañéis, el futuro mejora con nuestro esfuerzo, no pensemos que a lo mejor el destino será piadoso con nosotros porque si existe no lo será, mirad la historia, seguro que todos tenemos un amigo, una familia que, el destino le ha gastado una broma muy pesada, incluso no mereciéndola, así que amigas y amigos, que no nos vendan la moto ni nos engañemos, que ni las intenciones, ni los ruegos, ni nada funciona si no movemos nosotros nuestra primera ficha y así, podremos romper los moldes de nuestro “destino” y veréis que un destino hecho por notros mismos para nosotros mismo, es mucho mejor y placentero que el que nos ponga, vendan y por supuesto impongan, y que de una vez por todas, seamos los guionistas de nuestra historia y la dejemos plasmada en la larga vida del mundo.

Eric T. Kalunga López 

martes, 1 de marzo de 2011

Gracias...

Gracias...

Bueno, amigos en primer lugar querría pedir disculpas al gente que lee estas entradas y le gusta, por motivos técnicos no he podido elaborar más de esta entradas por que los ordenadores de mi hogar están estropeados y mucho menos subir alguna, así que por favor, disculpas y muchas por que el apoyo que he recibido de mis amigos ha sido grandísimo. Es ahí donde quería yo llegar. Le dije a un gran amigo mío que prestase atención a mi blog porque quería hacerle una pequeña sorpresa a él y a todos los lectores que han pasado por aquí e independientemente de si les ha gustado o no ha leído alguna entrada o parte y por supuesto los que la han leído todo. Es increíble el apoyo que estoy recibiendo por parte de mis amigos y familia por hacer esto, es genial, pero, sinceramente no debería sorprenderme porque en mi vida han hecho presencia grandes y pequeños amigos pero todos iguales de buenos, amigos que simplemente su valor como amigo superar al de un imperio y esto es simplemente para daros la gracias, sí, sí, las gracias. Gracias a todos aquellos amigos que pasaron por mi vida aportando algo de ellos en mi corazón haciéndome parte de ellos y aportando algo de su ser en el mío, a lo que están por ser mis baluartes, ante las conquistas, mi muros ante los contra ataques que recibo, las puntas de mis flechas pero sobre todo son mi tranquilidad en mitad del infierno de la confusión y de la tristeza, a los que vendrán por las cosas que nos tocan por vivir y en cierto modo a mis grandes rivales (que no implica que dejen de ser amigos) y a mis enemigos porque me habéis hecho más grande y más fuerte, por enseñarme lecciones en la práctica y por haberme hecho ver la fuerza, valentía e ímpetu que tengo.

Amigas y amigos, gracias por haber estado en mi vida y haber pasado por ella porque mi nombre no tiene sentido si no pudiese recordar los vuestros, prácticamente sois mi identidad. Gracias porque cada historia persona entre cada uno de vosotros y yo es la mejor de las entradas. Gracias por ser el mejor testimonio sobre mí y mi existencia, sobre el breve paso que tuve por este alocado mundo, pero sobre todo por compartir tramos de vuestros caminos con vosotros, de haber confiado en mí y de haberme valorado tanto como habéis hecho todos, esto no va por nadie en concreto y por todos en general, simplemente sabed que estoy orgulloso de todos y cada uno de vosotros, de que seáis como sois y de ser quienes sois, simplemente, amigas y amigos, os quiero

Eric T. Kalunga López